martes, 7 de octubre de 2008

los problemas crecen (parte 2)

Miércoles 1 de Octubre de 2008, acto segundo

Mientras estábamos en el campo comenzó a anochecer. En aquel entonces me lamenté de que las fotos ya no serían tan buenas, amén de que nos teníamos que marchar del campo de concentración. No tardaría en descubrir que el no poder sacar buenas fotografías iba a ser el menor de nuestros problemas...caray ¿a que suena interesante cual trailer?
Aunque aquí hay concentración y es un campo, esto NO es lo que uno va a ver a Auschwitz. Lo siento por los que querían un picnic.

Salimos por una calle en la que afortunadamente había una parada de autobús a unos escasos metros. Bien. La noche estaba cayendo y estaríamos en unos minutos en un tren de vuelta a Zabrze alias Hindeburgo en español. Y una mierda. Los horarios de autobús en polaco como que aún no los hemos acabado de pillar, más que nada porque no sabíamos en qué calle quedaba la estación de tren, así que la línea era a coger era desconocida. Sin embargo, gracias a la todopoderosa guía de conversación de polaco pude desentrañar el misterio. Aunque realmente mejor me habría servido saber alemán, pues una de las personas a la que le preguntamos, un vejete simpático, hablaba fluidez con ese romántico idioma (aparte de polaco, claro). Cuando me preguntó si sabía alemán, le contesté en ese mismo idioma de que no tenía ni idea lo cual le hizo reír. Ya veis, sigo haciendo manúlogos allende las tierras españolas. Afortunadamente conozco algunas cosillas, y le entendí que él iba a coger el mismo autobús. Caray, ¡si hasta me enteré de cuánto costaba! vamos, todo un hito, aunque tras haber vivido con un chico alemán durante el curso 2006-2007 (hallo Michael, espero que me estés leyendo) y con una chica alemana en el 2007-2008 (hallo Jessica, sé que no me estás leyendo :) ) debería haber aprendido algo más que el socorrido "mierda" "cabrón" y "prostituta" que se aprende como pilares de un idioma extranjero cuando se conoce a gente joven. Scheisse, Ich bin ein dumpfbacke! y me pregunto ¿un señor mayor que sabe alemán y que está al lado del campo?¿no es algo sospechoso?

La verdad es que el señor que hablaba alemán se parecía bastante a este otro viejecito. Sólo que con boina. Y creo que tampoco llevaba medallas...

El autobús tardó en llegar, subimos, pagamos y llegamos a la estación. Bien. Nos dirigimos a la taquilla y una soviética taquillera nos atiende no demasiado amablemente. Debe tratar con miles de idiotas de muchos países al año. Sí, nosotros incluídos, PERO ella también incluída en el pack. Pues primero se rió de nuestro plan, que era hacer el mismo recorrido pero de vuelta (a fin de cuentas son sólo unos 60 kms). Me pareció entenderle que era imposible, que tendríamos que ir a otra ciudad, y luego otra vez a Katowice, y luego a Zabrze. No nos quiso vender ese billete, que digo yo que para qué nos lo explica, la verdad. Nos dijo que fuéramos en bus a Katowice, que había uno directo. Hay una parada de autobús justo enfrente, nos pareció bien. Preguntamos y preguntamos hasta que encontramos a alguien joven que hablase inglés (o que no le diera vergüenza, como he dicho anteriormente), incluso encontramos a una mujer que hablaba algo de castellano, pero no nos pudo ayudar. El chico nos dijo que sí, que había autobús a Katowice, pero salía del centro de la ciudad de Oswiecim ¡Bravo! para eso cogimos un autobús desde al campo hasta la estación...el destino no se veía muy amigo nuestro.

El chico nos contó que él iba a coger el mismo bus, a lo cual respiramos aliviados. Tras un trayecto de 10 minutos nos bajamos y nos acompañó hasta la parada central de la ciudad. Es decir, tenemos OTRO polaco al que estar agradecidos. Miró el panel de horarios y al parecer teníamos que esperar una media hora, y él ya se tenía que ir. Me dio tiempo para ir a un puesto ambulante y comprar un perrito caliente que me supo al paraíso. Además, espero que hasta fuese perro de verdad. Así pues estuvimos en la parada esperando. La gente se iba o se subía a algun bus que no era el nuestro. No quedaba nadie. El bus se retrasaba...

Vi a un chico sentado (debía ser el único fuera de su casa en la ciudad a esas horas...¡las 20:30!) y le pregunté si nos podía ayudar y le expliqué nuestra penosa situación. Miró el panel y...¡tachán!¡había letra pequeña!resulta que sólo hay buses a Katowice de viernes a domingo. Y era miércoles. Gracias, señora de la estación, desde aquí le deseo que explote su suministro de gas de casa. O al menos que se la invada un pelotón de rusos. Este chaval nos dijo que nuestra única opción era coger un bus a Tychy y luego a Katowice, y resulta que él también iba a coger un bus a la primera ciudad, aunque iba a bajarse antes de nuestra correspondiente parada. Debido a eso se portó estupendamente: le dijo al conductor del primer autobús que nos dijese en qué parada debíamos bajarnos. Sí, ya sabéis, otro polaco que nos salva el cuello. Lo único reclamable es que nos dijo que tardaríamos una hora al destino, pero llegamos en 20 minutos. Pero mejor que mejor. En Tychy estuvimos esperando unos 25 minutos hasta que apareció el ansiado bus a Katowice. Éste nos salió gratis, pues el conductor no nos hizo ni puñetaro caso, aunque tampoco es que insistiéramos mucho en pagarle. Unos minutos después se subió un borracho descontrolado, descalzo y escuchando música a todo volumen con su radiocassete. Incluso llevaba una bolsa a reventar llena de cassetes ¡que estamos en el 2008, señores!

Este trayecto se nos hizo especialmente largo y penoso, básicamente por el hedor del pobre indigente. Ademas todo transcurrió por lugares muy raros, y los que poblaban el autobús no eran gente que uno invitaría así de primeras a su casa. Y este viaje se hizo totalmente interminable, ya sé que me repito, pero aquello parecía que no iba a tener fin. Salvo con nuestra muerte claro. Una vez en Katowice tendríamos que ir a la estación de tren, pero no teníamos ni la más remota idea de dónde teníamos que bajar del bus. Le pregunté a un señor de tal forma que tan sólo me dijese sí o no, pero nada, el tío se marcó un freestyle de 20 minutos. Y todo el rato interrumpiéndole para decirle que no hablo polaco, pero el tipo como si nada. Escuchamos hablar en inglés a una chica joven que iba en el bus (la única persona por debajo de los 50 años, excepto nostros)y le preguntamos dónde estaba la estación de tren y todo eso. Sorprendentemente (el destino es así, al menos en Europa central) la chica se tenía que bajar en la misma parada de autobuses que nosotros ¡y tenía que ir en la dirección de la estación de autobuses!o quizás era una trola y quería acompañar a tan ejemplares ciudadanos españoles para ver si se le pegaba algo...aparte de la mala suerte no sé yo...

Allí en Katowice, por sus frías calles la chica polaca de turno nos habló de las maravillas de delincuencia que corre a sus anchas por la ciudad. Nos advirtió (espero que medio en broma) que si íbamos a estar allí por la noche, que no permaneciéramos en la calle, que había que entrar en algún garito o algo porque sino extremandamente peligroso. Si hasta nos dijo litealmente que nos iban a acuchillar y sacar todo el dinero (¡qué tontos! digo yo que ya que nos matan que vendan nuestros órganos, que van a sacar más). Nos dejó justo al lado de la estación y fuimos a comprar el próximo billete para Zabrze, sin preguntar la hora ni nada. Craso error, ya una vez comprados los billetes nos dimos cuentas que habría que esperar una hora. Y una mierda. Eran las 10:30 en ese momento pero las calles bastante desiertas y había demasiados locos a la vista cerca de la estación. Asi, en vez de esperar una hora por un dichoso y peligroso tren, bajamos las escaleras a las paradas de autobuses (sí, mis amados lectores, todavía estábamos dipuestos a subirnos a otro bus) y le preguntamos a un par de personas que cúal era el bus a Zabrze. Bien, realmente sólo hizo falta preguntarle a dos personas. Al segundo que le preguntamos era un chico polaco que fue a despedirse de un amigo que se iba en bus. El chico en cuestión, Lukas, nos dijo que si queríamos nos podía llevar en coche, pues le quedaba de camino nuestra ciudad...¿os parece normal que así de primeras alguien se ofrezca a recoger a tres personas desconocidas y llevarlas a donde duermen? exactamente, pasé el resto del viaje acongojado por mi integridad física allá donde termina la espalda.

Dexter junto a su helado favorito, el Frigopie™. Buenísima serie, os la recomiendo. El helado, no

Pero fue un tío muy simpático, que trabaja y el algo teconológico mientras no descuartizaba gente en plan Dexter. La conversación en el coche fue bastante amena, y aunque era noche cerrada el chico nos llevó hasta 30 metros de distancia de la residencia. Todo un detallazo ¡este (otro) polaco nos salvó la vida ! nos dio una tarjeta de donde trabaja, con número y tal. Supongo que tedré que mandarle una postal desde España. Bueno, supongo no, debo hacerlo.

Así acabó el día: ni nos convertimos en prematuros donantes de órganos ni volveremos a confiar nunca más en una soviética taquillera de una estación de tren.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como coño haces para encontrarte SIEMPRE a polacos que van a ir en el mismo autobus que en el quieres ir tu?