sábado, 4 de octubre de 2008

la Búsqueda de la Santa ORE

Martes 30 de Septiembre de 2008
Gliwice es "glivitse" y nada de "glíuich" ¿por qué teníamos que ir a esta ciudad? porque la Universidad Politécnica de Silesia tiene dos campus, uno en Gliwice y otro en Zabrze, en el que estoy. Por sucios avatares del destino me estoy en la segunda ciudad, mucho menos interesante. Pero es como el que va a Afganistán en vez de Irak, menos acción a veces es mejor. En definitiva, teníamos que ir a la Oficina de Relaciones Exteriores (ORE) en el campus principal en Gliwice. Sólo era por burocracia y poco más.

Nos levantamos temprano con intención de coger algún bus que tuviera el nombre de la ciudad de destino, y le preguntamos a la gente gracias al ayuda de mi libro de conversación básico de polaco. En inglés nadie nos comprendía, eso es empezar el Erasmus con buen pie. Aún así, entendimos que era mejor coger un tranvía (¡sí!¡tranvías!) que estaba un par de calles de distancia. Al subir intentamos ir a la cabina del para pagar, pero todo el mundo subía por todas las puertas, y el conductor no nos hizo caso. Así que en primera instancia pensamos que era algo gratis. Es decir, si fueron comunistas hasta hace poco, ¿alguna reminiscencia tendría que permanecer, no? había unos aparatitos para chequear los billetes, pero debieron usarlo dos personas de un tranvía totalmente atestado (y chirriante). No sabíamos dónde teníamos que parar, ni la más mínima idea, asi que le preguntábamos a cualquiera que tuviera pinta de universitario. A destacar que el polaco que no entiende inglés se ríe muchísimo cuando es preguntado, vaya usted a saber porqué, es una risa nerviosa, que al principio es algo simpático. Pero a la millonésima vez dan ganas de arrancar cabezas.

Un chico nos indicó dónde teníamos que bajar, y de hecho él también iba al campus. Así que nos bajamos del "gratuito" transporte y tras perderlo de vista fusilamos a preguntas a cada polaco que veíamos, a veces con buenos resultados y otras muchas con estúpidas risas. El truco para obtener información era pregutnar a grupos, pues uno acababa la frase comenzada por otro. Tras unos cinco minutos llegamos a la facultad de Mineralogía. Al conserje le dimos un papel con el nombre de la oficina dónde debíamos ir ¡y no sabía nada! tuvo que hacer unas cuantas llamadas para saber el número real de la sala, pero tras dembular diez minutos buscándola por toda la facultad, nos dimos por vencidos y comenzamos a preguntar a la gente. Quienes en general no tenían ni idea, salvo un chico llamado Christofer, que preguntó a gente y nos acompañó en la búsqueda de la misteriosa ORE. Fueron otros diez minutos pero finalmente conseguimos acceder a tan recóndita oficina, y nos deshicimos en agradecimientos a tan simpático polaco. Esta sería nuestra primera experiencia con polacos a los que se le pide ayuda y no paran, poco comunes pero increíblemente útiles.

En el ORE conocimos finalmente a Agnieszka, con la que nos habíamos intercambiado múltiples correos estos últimos meses. Bastante simpática y nos proveyó de mucha información de primera mano: billetes, mapas, etc. Nos explicó lo del tranvía: no es gratis. Maldición. Hay que comprar su billete en los kioskos, y chequearlo en las maquinitas de los tranvías o buses (sí, el mismo billete para ambos). Y que de vez en cuando entra un revisor para ver si la gente está viajando de gratis. Las multas pueden llegar a unos 30 eurazos al parecer. Después de esta reunión nos volvimos a Zabrze, esta vez si que compramos el billete del tranvía, pero sin chequearlo. Si nos pillan algún día nos haremos los suecos (o los españoles, vamos)y partir de eso si que habrá que pagar para no ahcerle un feo a esta nación que nos acoge.

A la tarde me decidí a encontrar la facultad de Organización y Márketing donde se supono que vamos a perder mucho tiempo. Me costó un buen rato encontrarla, pero vi bastante ciudad. El truco es encontrar la calle General Charles de Gaulle y caminar hasta la calle Roosvelt. Qué agradecidos estos polacos. A destacar que la última calle citada fue denominada como calle Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.Creo que también hay una calle llamada Montecassino.

Al atardecer llegó el ejército polaco. Bueno, el realidad llegaron algunos habitantes de la residencia. Al parecer mi compañera de clase de Villagarcía y yo somos los únicos extranjeros del lugar. Quizás con el paso del tiempo nos hagamos famosos, o algo. Mi compañero de habitación es un polaco llamado Simón, bueno, la versión polaca de este nombre, que viene a ser como "shímon", pero prefiere ser llamada por la pronunciación inglesa, "saimon". Es un tío bastante majete que estudia Odontología, además tiene coche, así que ya abusaremos de él más adelante. Ni que decir tiene que al ser la primera noche en la residencia estos nativos se dispusieron a armarla gorda con mucho vodka y uno de ellos se puso pesado de necsidad invitándome invitar a un trago. Además el inglés de este tipo era una completa mierda, no espera, MIERDA, así en mayúsculas, no sólo cuando está borracho como pude comprobar un par de días después. Quizás hasta ni sabe hablar polaco, ya veremos. Sólo dos sabían algo de Santiago de Compostela, y curiosamente eran los que mejor hablaban inglés, uno very British y el otro very American, el primero de ellos hasta había leído autores españoles como Jorge Semprún, el cual estuvo en un campo de concentración. Pero nadie sabe español, éste leyó el libro en alemán. Ah, una de las chicas de al lado conoce el término "putón" y mi compañero sabe decir "esto es muy loco". Dentro de nueves meses espero que tenga un buen repertorio. Estos tíos se fueron de fiesta, y tarde, sobre las 11, se presentó en la habitación un chico que estudia informática que hace las veces de ténico de internet del lugar. Al final se aclaró todo: resulta que las wifis a las que nos intentamos conectar son de otros edificios ¡que aquí hay cable!¡acabáramos! el informático este era muy estereotípico, la verdad es que era una prueba viviente de la globalicación, pero muy simpático cuando dijo "this is bullshit!" refiriéndose a un formulario en polaco que teníamos que rellenar para tener internet.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues Lenin vivio en Zurich...
Menudo oxymoron!!!

Un beso negro...