martes, 28 de octubre de 2008

Apocalypse Wedding 2275

Sábado 18 de Octubre de 2008: uno de esos días que no se repiten con mucha asiduidad. La boda de una amiga.

Lo especial no es sólo que era el día en el que se casaba por primera vez una amiga y por ende era la primera boda a la que asistía en la que ninguno era parte de mi familia. Lo bueno y lo realmente novedoso es que se trataba de una boda a 2.275 kms de distancia de mi hogar. ¿Por qué? ¡porque ambos contrayentes son polacos! de quien soy amigo es de la novia, Edyta. La conocí en Santiago de casualidad, yo estaba estudiando para un examen y cerca estaba ella hablando en su idioma con Ania, otra polaca. Reconocí algunas palabras de lo que estaban hablando y les pregunté si eran de Polonia. ¡Por una vez acerté! Y así me hice amigo de ellas.

Medio en broma medio en serio, el último día que estuvo en España nos despedimos con un "¡nos vemos en la boda!" claro que de que por aquel entonces yo no tenía ni idea si realmente iba de Erasmus a Polonia, y mucho menos a un sitio tan cerca de donde viven ellas. Polonia es el país de las casualidades, como ya veréis en una próxima entradilla sobre la excursión a Zakopane. Pero eso es otra historia, amigos. Después de esta introducción, allá vamos:

Sábado 18 de Octubre de 2008

Me levanté sobre las 9 tras un reconfortante sueño. Me había acostado más bien temprano la noche anterior para tener fuerzas para afrontar el día que se me venía encima. Porque de hecho ni tenía comprado un ramo ni nada. Tras ducha y desayuno vino la difícil tarea de elegir corbata, tarea en la cual gasté un interminable minuto. De todas formas sólo tenía dos para elegir. Y no tenía zapatos, por lo que llevé mis etnies color castaño claro con la letra en esplendoroso amarillo. Creo que voy a hacer de esto una costumbre que cuando vaya de traje siempre he de llevar tenis en vez de zapatos. Aparte de ser indudablemente más cómodo, creo que me aportaran esa pizca de caché necesaria para ser plenamente popular. No era la primera vez tampoco, todos los fines de años que he salido de traje enjuto y corbata, éstos han ido acompañados de calzado deportivo. ¡Maravillas del siglo XXI!

Bueno, que me lío. Salí de la residencia y fui a comprar un buen ramo de flores al centro comercial. Tras ello me dirigí a la estación de trenes, pues yo vivo en Zabrze y la boda se iba a celebrar en un pueblo de localización desconocida. El plan era que yo llegase a Katowice, y allí me recogería Ania junto a su hermano Cuba (sip, diminutivo de Jacobo aquí...tiene sentido porque es un país comunista. Mierda, creo que ya he hecho este chiste). En esa estación me encontré con Ania tras cuatro meses sin verla, quizás el período más corto en el que me encontré de nuevo con algún amigo extranjero. Fuimos a recoger a otra chica que venía a la boda, Ewa. Oh, casi se me olvida, a las bodas polacas siempre hay que asistir en parejas, ya sea con un familiar, o amigo. Maldito catolicismo.

Cuba nos llevó a una iglesia de Katowice donde nos esperaba un bus fletado especialmente para ir al pueblo donde se celebraría la boda. Ania me contó que era un pueblo mágico por lo que pocos sabían situarlo. El autobús arrancó con Ewa, Aniam un montón de familiares y yo. Los parientes no tardaron en ofrecer alcohol con sabor limón, olía totalmente a colonia. Tardamos sobre una hora en llegar, afortunadamente Ewa y Ania hablan un castellano casi perfecto, y además no conocíamos a nadie más en la boda excepto a la novia. Llegamos a la 1:45 y la boda ya comenzaba a las 2, por lo que casi ni tuve tiempo de atarme la corbata.

Había mucha gente alrededor de la iglesia, pero eran de otras bodas, es decir, una cola como en la de la carnicería. Entramos en el edificio, no muy diferente de su versión española. La ceremonia fue algo aburrida, pues entre que no era una boda satánica y el cura hablaba un lenguaje a todas luces indescifrable para servidor, todo se me hizo más largo. Los novios, Edyta y Pyotrek, hablan mucho más que en la típica boda española, donde apenas dicen algo más que "sí, quiero" y "no me rayes la limusina que nos cobran un recargo". Hay que remarcar que aquí en Polonia la gente es mucho más religiosa y atiende la misa mucho más que en España, por lo que el cura no es un tío amable. Quiero decir cone sto que en nuestro país el cura tiende a (querer) ser simpático, sin duda para atraer y no espantar a la gente. El cura polaco que nos tocó más bien parecía que tenía sed de sangre. Tan sólo cambió su gesto de mala leche cuando un gato -sí, un gato- entró por el altar en mitad de la boda. Le hizo gracia por unos segundos, luego reanudó su sermón. Eso sí, el treintañero monaguillo no se olvidó de pasar el plato para donar dinero. Yo, como trescientoseurista que soy no le hice ver ni un zloty ¡venga ya!

Tras una hora salimos y allí al fin pudimos ver a la novia en todo su esplendor. Edyta llevaba un traje hecho en España, demostrando que su amor por nuestro país va más allá de la música. Yo conocía al novio de antemano, y claro, me sorprendió que tuviera el pelo muchísimo más largo que la novia. He aquí unos abortos de fotos, debido principalmente al exceso de gente intentando sacar fotos no pude sacar ninguna mejor. De todas formas estoy esperando a las fotos oficiales.




Esta mujer no tiene nada que ver con la boda que nos incumbía, sólo que era la siguiente en la cola para casarse. Me pareció tan estúpido lo que llevaba encima que le saqué más fotos que a Edyta, en fin cosas que pasan.



Nos volvimos a subir en el autobús rumbo al hotel donde se celebraría la boda. Era un sitio bastante tranquilo y no lejos de la iglesia. Al fin pudimos hablar con Edyta directamente cuando llegamos a las puertas allí, estaba muy contenta y el español casi ni le salía de los nervios. Primero buscamos nuestros nombres en las mesas ¡y resulta que nos tocó en la misma que los novios! en España normalmente, que yo recuerde claro, son los familiares los que disfrutan de semejante honor. Mientras tanto, aquí es la gente con la misma edad que los contrayentes. Todos tenían sus nombres y apellidos, excepto servidor, pero no culpo a Edyta de ella, ya hizo mucho invitándome a la boda. Además no creo que hubiese muchos Manuel allí. Aunque no era el único elemento extranjero en esos lares, creo que también había un italiano.



Antes de empezar a comer nos pusimos en fila, una laaarga fila, para dar formalmente los regalos a los recién casados. Más de 100 invitados son muchos invitados y muchos regalos. Así conocí formalmente a Pyotrek, alias señor Frío, pues su apellido en polaco es eso. Un tío bastante majo, pero se le notaba que no estaba todo lo distendido como lo estaría normalmente. Tras ello, nos sentamos a comer. Me ahorraré detalles en esto, pues tampoco presté mucha atención a lo que comí ni tampoco comí demasiado. Aprendí bastantes cosas en polaco, sobre todo nombre de frutas y platos. Casi todo consistió en carne menos alguna ensalada al principio y un arenque hacia el final. Fui algo decepcionante para los que se sentaban con nosotros, pues el no darle al bebercio no cabe en sus soviéticos cráneos. Hablando de alcoholismo, a pesar de darle mucho an vodka, nadie acabó mal. EN las bodas españolas siempre hay unos borrachos de rigor, alguien que derrama vino tinto por toda la mesa, y también un tío con una corbata en la cabeza que se sube a algún sitio para bailar como un loco. El secreto está es que aquí la boda es comer/beber-bailar-comer/beber-bailar...etc, un proceso repetitivo, y el alcohol se les baja, mientras que en España hay una parte de comer/beber y otra sólo de bailar/beber, donde rara vez se vuelve a comer.

También hubo muchos juegos, donde los puteados eran los novios. Nada excesivamente cruel o pornográfico, aunque de todas formas no entendía todos los chistes a pesar de que Ania me los traducía en tiempo real. También hubo la típica rotura de copa y muchas canciones, tanto de la banda como cantadas por los asistentes. Una de éstas últimas versaba sobre tener una novia española. Oh, en el mismo sentido, los comensales no paraban de preguntarme qué opinaba de las chicas polacas ¡¿otra vez?! acabé tan quemado que me aprendí en polaco "las chicas polacas son muy guapas" para cortar esas estúpidas conversaciones de una vez por todas, pues porque el decirles que tenía una novia americana no les cortaba, de hecho un señor me dijo que un juego de palabras en inglés en el que al parecer entendí que la quinta novia es con quien hay que casarse (sí, cinco a la vez, qué pimps!). Quienes cogieron la liga (en vez de ramo) y la corbata, es decir, quienes se supone que se tienen que casar los siguientes, casualmente eran pareja. Uhm...me huele a chamusquina.












El proceso comer/beber-bailar-comer/beber-bailar...etc se repitió hasta la saciedad, todo duró 11 horas. En ese tiempo tuvimos tiempo para hablar repetidas veces con la flamante novia y ver lo feliz que estaba. También hablé con los padres un poco, para decirles en un limitado polaco lo bonita que era la boda y todo eso. También vinieron repetidas veces a ver qué tal estábamos. Muy simpáticos, la verdad. A la hora de marcharnos nos subimos otra vez al autobús que nos llevaría a Katowice, no sin antes desear lo mejor a la pareja y prometerles de que nos veríamos pronto, están tan sólo a 90 minutos en coche de Zabrze. En Katowice nos vinieron a recoger el padre y el hermano de Ania. Dejamos a Ewa donde vive en la ciudad y muy amablemente me llevaron de vuelta al pozo donde vivo. Me quedé dormido en el coche, para luego despertarte con terror viendo cómo mis lentillas y ojos casi se habían fusionado en una forma biológica simbionte claramente superior, qué dolor. Llegamos sobre las 5:30 a Zabrze, y le agradecí a los Hogaza (el apellido de Ania) que me llevasen hasta este lugar, pues ellos viven en Katowice.

Al entrar en la residencia una de las soviéticas porteras me estuvo mirando detenidamente no con buenos ojos. No es normal llegar a esas horas un domingo por la mañana, y mucho menos de traje, además creo que no me reconocía. Rompí el incómodo silencia con un "to yest pieke slub" (es una bonita boda) y la mujer se rió y me dio la llave de mi habitación. Desde entonces la citada mujer siempre me mira sonrientemente. Espero que no pensase que la boda es mía claro ;)

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