sábado, 20 de junio de 2009

Berlín: Día Dos

Viernes, 3 de abril de 2009

Nuestro primer amanecer en Berlín ¡finalmente! el hecho singular, de hecho no tan singular en Europa central, de la inexistencia de persianas hizo que el amanecer nos despertara lo suficientemente temprano para molestarnos, para luego quedarnos dormidos de nuevo y que se nos pasase la hora planeada de salida del hostal. Ni que decir tiene que el exceso de luz me está volviendo literalmente loco. Pero eso ya es otra historia para otro Best-Seller, o como se diga.

Esta vez nos dirigimos al centro de la ciudad por otra ruta más urbana, el día anterior habíamos atravesado el parque (en el cual millones de turcos hacía una barbacoa, que se olvidó comentar). Pasamos delante de una prisión de la cual no guardo fotos, lo cual es una lástima pues podría publicar un bajorrelieve en fachada en la que se encontraba una especie de balanza con dos jaulas, en una un hombre salía libre y el otro no. Esperen que me sumerja en google un poco:

Esperen, esta no es.

¡La encontré!¿humor alemán?

A lo que iba...tras media hora llegamos a un paraje cercano a la estación central o Hauptbanhof para luego tomar dirección sur y dirigirnos a las explanadas donde se sitúan en Bundestag y el Reichastag, lugares ligeramente famosos donde los haya. Sin embargo no pudimos entrar en éste último como habíamos previsto, pues había algo relacionado con obras o así. Pero no fue una decepción, simplemente la entrada de turistas se había postpuesto para la tarde. Así Catalina y yo decidimos ir más dirección sur para ver estos ¿edificios?


Va a ser que no, se trata en realidad del Memorial del Holocausto. Un lugar que hay que visitar, cuyo museo se encuentra bajo todos esos bloques. En él aprendí que tan sólo 4 países no vivieron la búsqueda y deportación sistemática de judíos: España, Reino Unido, Portugal e Irlanda. En todos los demás e mayor o menor medida tuvo lugar la persecución. Me pregunto cuántas historias sobre esto pueden contar los abuelos a sus hijos y nietos en los demás países europeos que los nuestros no pueden. Nunca conocía a mi abuelo materno pues murió tiempo antes de que yo naciese, pero tenía muchas historias que contarme, pues no no soy el primero de mi familia en visitar Polonia (ni sería el primero en Rusia) dado que por aquel entonces la única forma de viajar en masa a otros países con gente de tu edad no era el Erasmus precisamente.

Tras el Memorial nos dirigimos a un parque cercano a descansar un poco. Curiosamente en él sólo se veían chicas. Puede parecer cómico, pero cuando ves que toda familia estaba compuesta por dos mujeres y sus hijos pienso en que más de un cardenal español se tiraría de un puente. O puede ser algo totalmente distinto, que los alemanes tengan aspecto de mujeres. Esto sería una promesa incumplida, pues todo folleto turístico indica que las alemanas tienen aspecto de hombre. Vivir para ver.

Tras esta sarta de pensamientos sin sentido y de dudoso gusto que han sido introducidos por mi editor para abarcar un mayor espectro de lectores (los que buscan palabras clave de dudosos gusto en Google, todo un filón) vuelvo al viaje. Una vez dormida una siestecilla en plena hierba sin miedo a que nadie nos acuchillara volvimos al Reichstag. Aquí es donde Alemania dirimía sus más importantes asuntos cuando era un país ambicioso pero incomprendido, no como hoy en día que no hay forma de convencerlos para que invadan a nadie más allá de las Baleares. Aviso a navegantes: suele haber bastante cola, y no da sombra cuando uno está esperando, así que ir tempranos y lllevaros mucha agua y munición.



Catalina demostrando que este folleto SÍ que es exacto

Después otra vez dirección sur, no para encontrarnos con pingüinos como uno podría esperar tras tanto ir hacia allí, sino que la Postdamer Platz era nuestro objetivo. Tanto rascacielos (bueno, casi) me recordaba a mis viejos tiempos en Kansas City (bueno, tres días).

Catalina sumida en la oscuridad otorgada por los rascacielos

Tecnología puntera españ...¿cómo?¿que eso está en pleno Berlín?

Dirección este para tras unas cuantas calles encontrarnos con el Checkpoint Charlie, punto de (des)encuentro entre esas dos simpáticas asociaciones de padres de alemanes con armas de disuasión nuclear llamadas OTAN y URSS. También por el camino nos topamos con parte del infame Muro de Berlín y con un oso pintarrajeado, en vez de Cow Parade al parecer tienen Ursen Paraden (digo yo que algo así es) pues este simpático animal es símbolo de la ciudad.

Oh, esperen, no es esta.

Oigan, pues tienen un parecido...¡no lo nieguen!¿es Berlín una California enfurecida?

Curiosamente ahí aparecen los cuatro países de nuestra gira europea. En un oso.

Éste es el Checkpoint Charlie. Mi antiguo compañero alemán de piso, Michael, me explicó que ahbía otros dos checkpoint, Alpha y Bravo, y éste fue designado Charlie. Podría comprobarlo en la wikipedia pero ahora estoy concentrado escribiendo para luego irme a estudiar ;)

Al lado había un museo del comunismo (me pregunto que capital de Europa central no lo tiene) pero como aún nos quedaban varios miles de kilómetros de viaje decidimos ahorrarnos la entrada. Amén de no disponer de excesivo tiempo ni de ser lo suficientemente poperos/modernillos como para entrar en sucesivos museos del comunismo que nos encontramos. En lo que sí entramos fue en la tienda, donde me compré las banderas de Polonia, Hungría y Austria. Es curioso que no encontrase ni UNA sola de Alemania. Y que justo encontrase la de los países que conformaban la Gran Alemania deja abierto toda clase de conspiraciones y teorías suculentas. Ah, la razón para comprarlas fue que quiero una bandera de cada país que visite. Este objetivo me dará una aventurilla en Dresde como veréis en dos capítulos en el futuro.
American Way of Life, según Catalina

Guardia Civil de Alemania.

Una vez anochecido nos dirigimos al norte hasta un kebap que me habían recomendado Troel y Lin (los dos daneses que me guiaron en mis primeros pasos en Berlín), y de paso volvíamos a pasar por el centro. Mis amigos, mis lectores y mis abogados saben que no soy un gran fan de esta comida turca, ya sea por ver cucarachas en un local o por encontrarme pelos en el rollo de kebap. Pero albergaba la esperanza de ser servido por altos y disciplinados teutones en el corazón de su imperio. Aunque el local no estaba regido por alguien así, mis queridos daneses ya me recomendaron el lugar diciéndome explícitamente que en Alemania todo es más y higiénico. ¡Mucho más vaya! por el mismo precio de un kebap servido en España, esto es, 3,50€ disfrutamos de uno mucho más grande, limpio. sabroso y seguramente más sano, además de que el local no atraía a criminales, quizás tan sólo a crimen organizado de alto standing. El local en cuestión está en Friedrichstrasse, justo debajo del puente del tren. No se preocupen, ya sé que en España debajo de un puente sólo hay vagabundos, en este caso vi un par de ellos pero supongo que serían figurantes para sentirnos como en casa.

Tras esto nos volvimos a nuestra guarida en Alt-Moabit (nuestro barrio de adopción) caminando, y es curioso lo seguro que me sentía en esa ciudad. Tranquila, irradiaba silencio y paciencia, como si no estuviera habitada. Esto no significa que algún extranjero se dedique a hacer el idiota:

Por lo menos es un chiste que no me pasé horas desarrollando...

Al fin podía descansar pues lo que nos esperaba al día siguiente era tren. Mucho más de lo que esperábamos.
Próximamente en el emule y megavideo...

Día de Expedición Tres: Infortunio y Desinformación

1 comentario:

Kate dijo...

a mi me gustan mas las entradas que tienen yo como protagonista. toma nota y modifica las siguientes entradas asi.