Justo cuando tengo que usar el ordenador para comunicarme con mis camaradas Erasmus (recuerden lectores, que por aquel entonces aún vivía en la pestilente Zabrze) para detallar las últimas cosas del previsto viaje a Varsovia, punto del delicioso control soviético, el citado portátil no enciende. No responde. Ni siquiera emite un quejido. Tras 8 horas de fallidos intentos, decido irme a Gliwice personalmente para hablar de lo del viaje, pues sería al día siguiente y estaba totalmente incomunicado con el mundo real/exterior. Cosas del siglo XXI y nuestra dependencia en cables y electricidad. Justo cuando estoy preparado para coger un soviético tranvía y plantarme en Gliwice, intento encender mi ordenador introduciendo delicadamente un clip doblado en el botón de encendido, levantándolo ligeramente. Esto como es obvio no funcionó hasta que puse suficiente fuerza bruta. Entonces, con un suspiro, el portátil donde escribo, de ni más ni menos que 9 años de antigüedad, volvió a la vida. Dios bendiga a...a cualesquiera que sean los países del Tercer Mundo donde se hayan fabricado los componentes con mano de obra esclava.
Tras concretar los últimos detalles, el plan era el siguiente: salir el martes por la mañana (sic) dirección Varsovia en coche, llegar 3 horas después, pasar dos noches y allí y volver el jueves por la tarde. A tiempo para volver a salir, claro. Los miembros de la expedición seríamos: el señor Jacobo, el señor Samuel, el señor Omar, el señor David y el señor servidor.
Martes 10 de Febrero de 2009
Me levanto con algo de tiempo para preparar las últimas cosas, sobre todo ropa de abrigo. Varsovia en mi mente siempre hace pensar en Stalin, soldados soviéticos con gorros y gabardinas, y mucha, mucha nieve. Cogí el tren a Gliwice y me dirigí a Karlik, una de las residencias. Allí en la recepción una chica española (que más tarde sabría que era una visitante del Señor Jacobo) ¡me tomó por un extranjero! y las únicas opciones aquí aparte de la nacionalidad hispana son: A) portugués B) turco C) polaco D) francés . Exacto, se trató de insulto de proporciones épicas.
Todo el mundo tardó bastante en despertarse. A pesar de que el plan era salir a las 12 del mediodía, los vaivenes hispánicos hicieron que nuestra hora de salida definitiva fuesen las 4 de la tarde. Tras cargarnos de provisiones y hacernos con un lujoso coche de alquiler de la FIAT (sé que suena contradictorio) el señor Omar con su temple nos condujo a todos a la capital de Polonia. Agradecer desde aquí sus encomiables esfuerzos para hacer nuestras vidas más fáciles, pues también el solito condujo en el trayecto de vuelta. Y también al parque natural, y también bla bla...un sinfín de viajes. Desde aquí, descanse el señor Omar en paz. Que descanse para poder salir mucho por las noches de Madrid.
Tras actuar como copiloto en mitad de noche, llegamos al hostel, bastante cercano al centro. Tenía cocina y en ella nos hicimos una cena consistente en pasta y otras cosas que no recuerdo si es bueno recordar. Después decidimos hacer una incursión nocturna a la ciudad en plan comandos. No fue muy fructífera, casi todo estaba cerrado o iba a cerrar, así que tras un par de garitos cerca de la Rynek (plaza principal) deicidimos dar media vuelta y volver a nuestro hostel.
Martes 10 de Febrero de 2009
Me levanto con algo de tiempo para preparar las últimas cosas, sobre todo ropa de abrigo. Varsovia en mi mente siempre hace pensar en Stalin, soldados soviéticos con gorros y gabardinas, y mucha, mucha nieve. Cogí el tren a Gliwice y me dirigí a Karlik, una de las residencias. Allí en la recepción una chica española (que más tarde sabría que era una visitante del Señor Jacobo) ¡me tomó por un extranjero! y las únicas opciones aquí aparte de la nacionalidad hispana son: A) portugués B) turco C) polaco D) francés . Exacto, se trató de insulto de proporciones épicas.
Todo el mundo tardó bastante en despertarse. A pesar de que el plan era salir a las 12 del mediodía, los vaivenes hispánicos hicieron que nuestra hora de salida definitiva fuesen las 4 de la tarde. Tras cargarnos de provisiones y hacernos con un lujoso coche de alquiler de la FIAT (sé que suena contradictorio) el señor Omar con su temple nos condujo a todos a la capital de Polonia. Agradecer desde aquí sus encomiables esfuerzos para hacer nuestras vidas más fáciles, pues también el solito condujo en el trayecto de vuelta. Y también al parque natural, y también bla bla...un sinfín de viajes. Desde aquí, descanse el señor Omar en paz. Que descanse para poder salir mucho por las noches de Madrid.
Tras actuar como copiloto en mitad de noche, llegamos al hostel, bastante cercano al centro. Tenía cocina y en ella nos hicimos una cena consistente en pasta y otras cosas que no recuerdo si es bueno recordar. Después decidimos hacer una incursión nocturna a la ciudad en plan comandos. No fue muy fructífera, casi todo estaba cerrado o iba a cerrar, así que tras un par de garitos cerca de la Rynek (plaza principal) deicidimos dar media vuelta y volver a nuestro hostel.
Miércoles 11 de febrero de 2009
Un día entero dedicado por y para Varsovia. Me despertó una especie de agua caliente sobre mi cara. Tras esperarme lo peor, descubrí que simplemente era agua de la calefacción. Tras una pequeña caminata ya nos pusimos en pleno centro, justo enfrente del Palacio de la Ciencia y la Cultura. Este edificio tiene un aspecto muy soviético. Y no lo digo por hacer el chiste (como el 99% de las veces que digo soviético en este bloj) sino que es de diseño ruso. Se trata de un regalo del pueblo ruso al pueblo polaco, en el típico intercambio cultura de: "mira, yo pongo un gobierno títere controlando tu país y a cambio os regalamos una obra faraónica, ¿vale?" que tan buenos resultados ha dado al imperio español por los siglos de los siglos. Amén.
Subimos al citado edificio, que es prácticamente un rascacielos de la vieja escuela. Las vistas desde allí valen bien el precio del ticket del ascensor. He aquí algunas imágenes (una pena el tiempo que hizo, no sólo neblinoso, sino tremendamente húmedo y frío):
Subimos al citado edificio, que es prácticamente un rascacielos de la vieja escuela. Las vistas desde allí valen bien el precio del ticket del ascensor. He aquí algunas imágenes (una pena el tiempo que hizo, no sólo neblinoso, sino tremendamente húmedo y frío):
Después hice caminar muchos a mis camaradas Erasmus, viendo museos y toda esa parafernalia intelectual. A la hora de comer volvió a suceder. El desastre. El terror dentro del kebap. Si sois seguidores/groupies de mi bloj espero que sepáis de lo que hablo. En el kebap en el que comí le estaba comentando al señor David sobre mi incidente con el kebap de Zabrse y sus pelillos. Supongo que habrá que cambiar la expresión pelillos a la mar por pelillos al kebap. Es irónico que justo cuando estaba comentando eso, en mi varsoviano kebap, una ciudad más cerca del Primer Mundo de lo que pdría estar Zabrze jamás, encontré otro pelo. OTRO. Si tenía hasta raíz, cojones. Me dieron ganas de terminar con todos los establecimientos de este tipo por la piadosa vía de prenderles fuego y ver cómo se convierten en cenizas, camareros incluidos. Y como supongo que todos tienen el mismo distribuidor, romperle las piernas a cada uno de los trabajadores.
Ya con la noche entrada y vistos un par de museos, decidimos (bueno, decidí) irnos a un palacio-castillo en mitad de un parque, en el sur de Varsovia. Con la noche entrada ya estaba cerrado, cosa que me hizo arrodillarme ante las puertas y gritar como en plan peliculero (productores, ya estáis tardando en llamarme)
Como estábamos cansadísimos de caminar gracias a mi incontestable guía espiritual, decidimos subirnos en el primer bus que pasaba para volver al centro. Ni que decir tiene que no tuvimos intención alguna de pagar, y nos bajamos cuando decidimos que habíamos abusado suficiente del transporte público polaco. Además aquello no era Zabrze, así que no se merecián más arrogancia. En una tienda de objetos antiguos (que en los países del este puede traducirse directamente como "tienda de cosas comunistas") el señor Samuel y yo nos agenciamos con un par de medallas con la efigie de Lenin. Tras ello nos fuimos a un bar-restaurante de aspecto germánico, donde nos atendieron rubias camareras de grandes escotes. O algo así, la verdad es que mis recuerdos se van desvaneciendo a velocidad asombrosa. También recuerdo voces de turistas españoles, seguramente alguno pronunciando las mágicas palabras "si ehque como Ehpaña no hay ná de ná"Ya con la noche entrada y vistos un par de museos, decidimos (bueno, decidí) irnos a un palacio-castillo en mitad de un parque, en el sur de Varsovia. Con la noche entrada ya estaba cerrado, cosa que me hizo arrodillarme ante las puertas y gritar como en plan peliculero (productores, ya estáis tardando en llamarme)
A la noche (quiero decir, noche-noche), más de lo mismo de la noche anterior. En un par de sitios no nos dejaron entrar. Un pub irlandés nos dejó entrar, pero ya nos avisaron de que cerraban en 40 minutos. Malditos pelirrojos. Teníamos una discoteca como objetico, pero estaba cerrada. Maravilloso. Al final, tras mucha suerte encontramos un sitio con su estiloso subterráneo y que abría hasta altas horas de la madrugada. Humo, oscuridad, lásers cegadores. Me gustó.
Jueves 12 de febrero de 2009
Había que aprovechar la última mañana en Varsovia, y decidimos (léase de nuevo como decidí) irnos a una especie de fortaleza en el norte de la ciudad. La fortaleza resultó ser ni más ni menos que una fortificación real de la edad Media convertida en una base militar ¡qué imagiantivos! y sólo dejaban entrar a grupos con varios días de aviso. El que supieramos de eso en el momento hizo que no pudiéramos entrar y tampoco teníamos ganas de subir por las murallas y ser recibidos por una lluvia de disparos. Sí, queridos camaradas Erasmus, podéis culparme de soñador...
Volvimos a caminar por la zona vieja por última vez. Ya sé que ste bloj lo único que aporta son frases sarcásticas y difamación sobre muchos individuos, lo sé. Sin embargo a veces en momento de aburrimiento incluso doy información algo útil. La ciduad de Varsovia, a diferencia de Cracovia, fue total y absolutamente arrasada durante los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial. Se produjo un levantamiento de la población del guetto contra la dominación alemana de la ciudad que fue brutalmente aplastada ytras ella sobrevinieron grandes represalias, no sin antes con un gran esfuerzo por parte del ejército alemán para reconquistar y "pacificar" la ciudad. En Cracovia tenían planeada también una insurreción, pero a pocas horas de la acción decidieron no hacerlo, por lo que la segunda ciudad permaneció (más o menos) intacta. Sé que la wikipedia aportará mejores datos que yo sobre estos sucesos, así que no entraré en más detalles. Decir que Varsovia fue destrozada por los nazis y luego bajo el asedio de las tropas soviéticas las cosas no mejoraron. tras la guerra vino la recontrucción. Reconstruyeron el casco histórico exactamente como era.¿Memorial? de la insurección del guetto
Por eso, cuando uno está en Varsovia le invade la extraña sensació de lo que uno puede admirar no es auténtico, es algo como falso. Muy bien conseguido, pero algo como un decorado de telvisión. Claro que no puedo dejar de recomendar visitar la capital de Polonia, a mí me encantó. Hoy en día es la ciudad más moderna de las que he visitado en este país, con sus rascacielos y sus centros financieros, además de multitud de edificios gubernamentales. El Palacio de la Cultura y la Ciencia destaca como una triste mole entre una familia de cristalinos edicicios.
Rascacielos que te da la hora en plan digital
Foto de los expedicionarios: el señor David, els eñor Jacobo, el señor Samuel, el señor servidor y el señor Omar.
Foto de los expedicionarios: el señor David, els eñor Jacobo, el señor Samuel, el señor servidor y el señor Omar.
Cogimos el coche y de nuevo nos esperaban unas horas hasta llegar a Gliwice. Me tenía que dejar en Zabrze (aún vivía allí) pero en el último momento deciidí que lo mejor era enganchar y salir de fiesta por Gliwice. De hecho se trataba del cumpleaños del señor Pablo, que no es erasmus pero lo fue de antaño, hoy en día es tan sólo un investigador inmerso en un peligroso país. Muy peligroso, como veremos a continuación.
De la fiesta de cumpleaños y su consecuente desmadre qué podemos decir, mejor una imagen-memorial que honorifica todo el horror vivido ese día.
De la fiesta de cumpleaños y su consecuente desmadre qué podemos decir, mejor una imagen-memorial que honorifica todo el horror vivido ese día.
Fui despertado a la mañana sobre las 6 por el señor Samuel para ver semejante obra de ingeniería. No se preocupen, el espécimen estaba vivo bajo esas montañas de chatarra. Les ayudé a poner más, incluso cinta adhesiva, pero en un momento en el que se oía como estan estaban siendo desgarradas, salí coorriendo de la habitación de los señores Jacobo y Samuel a la del señor David (pues estaqba durmiendo allí). Jacobo se quedó en su cama temiéndose su ejecución sumaria, Samuel salió corriendo conmigo pero le dio tiempo a robar una cazuela con el famoso "Pollo a la Joao" cocinado por su compañero portugués de ese nombre.
Decidí no dormir más (entre irme a la cama y ser derpertado por el señor Samuel pasó hora y media), pues como mis allegados saben, yo estaba hasta los co**nes de mis compañeros polacos de habitación. Descompañeros, lo llamaría yo. Y no sólo es que fueran ruidosos, maleducados y sucios hasta extremos inhumanos. Durante un par de semanas visité a nuestra coordinadora de la ORE (Oficina de Relacioens Exteriores) polaca, cada viernes comentándole que me quería cambiar de Zabrze (una facultad, una residencia, dos Erasmus, dos cafeterías, un garito) a Gliwice (una docena de residencias, media docena de facultades, cincuentenea de Erasmus, docena de cafeterías, varios garitos). A ir varios viernes seguidos a la hora de aprtura de le oficina, presentándome anres que ella, creo que le di el claro mensaje de que no estaba hablando en broma. A la tercera accedió, tan sólo hizo un par de llamadas y ¡tachán!¡ya tenía visado para irme a la residencia Ondraszek, en Gliwice! lo curioso es que la primera vez dijo que era algo complicado y tan sólo tuvo que ahcer un par de llamdas (contadas) para arreglar todo.
Bueno, arreglar todo no, me tuve que ir a la residencia de destino y hablar con su jefa -ya me dirán en qué idioma, que el polaco apenas lo controlo y ella apenas sabía inglés- además hay que sumarle que apenas dormí y estaba nevando a raudales. Pero estaba contento, tras varios meses de miseria en Zabrze alias Hindenburgo al fin me trasladaría a una ciudad mejor. Un pequeño paso para el hombe, un gran paso hacia el Primer Mundo.
Decidí no dormir más (entre irme a la cama y ser derpertado por el señor Samuel pasó hora y media), pues como mis allegados saben, yo estaba hasta los co**nes de mis compañeros polacos de habitación. Descompañeros, lo llamaría yo. Y no sólo es que fueran ruidosos, maleducados y sucios hasta extremos inhumanos. Durante un par de semanas visité a nuestra coordinadora de la ORE (Oficina de Relacioens Exteriores) polaca, cada viernes comentándole que me quería cambiar de Zabrze (una facultad, una residencia, dos Erasmus, dos cafeterías, un garito) a Gliwice (una docena de residencias, media docena de facultades, cincuentenea de Erasmus, docena de cafeterías, varios garitos). A ir varios viernes seguidos a la hora de aprtura de le oficina, presentándome anres que ella, creo que le di el claro mensaje de que no estaba hablando en broma. A la tercera accedió, tan sólo hizo un par de llamadas y ¡tachán!¡ya tenía visado para irme a la residencia Ondraszek, en Gliwice! lo curioso es que la primera vez dijo que era algo complicado y tan sólo tuvo que ahcer un par de llamdas (contadas) para arreglar todo.
Bueno, arreglar todo no, me tuve que ir a la residencia de destino y hablar con su jefa -ya me dirán en qué idioma, que el polaco apenas lo controlo y ella apenas sabía inglés- además hay que sumarle que apenas dormí y estaba nevando a raudales. Pero estaba contento, tras varios meses de miseria en Zabrze alias Hindenburgo al fin me trasladaría a una ciudad mejor. Un pequeño paso para el hombe, un gran paso hacia el Primer Mundo.
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