Martes, 14 de abril de 2009 (sí, han leído bien)
Volvamos a la historia:
Catalina y servidor, finalmente en mi ciudad de acogida de Polonia, Gliwice. Tras descansar un par de días de tantos millones de Unidades Astronómicas recorridas arriba y abajo por Europa central tenía que mostrarle Gliwice a Catalina. Tampoco es que sea una ciudad vibrante y con multitud de sitios históricos, que va, es una ciudad parcialmente ennegrecida por el carbón (Zabrze sí que es bastante más cenicienta) pero a la cual le tengo apego pues es algo totalmente diferente a donde siempre he vivido y con un estilo de vida y un flujo de tiempo ajeno para mi. Cuando vives en el extranjero, o al menos para mi, tengo la sensación de que el tiempo fluye de otra forma. Sin las referencias físicas habituales como pueden ser telediarios o periódicos, los recuerdos se entremezclan y son difíciles de ubicar. Y lo digo yo, el señor que tarda un año en relatar tres semanas.
Aunque estos sí que son desfases temporales y bucles varios, todo hay que decirlo. Seguro que también estaba de Erasmus.
En el tour guiado que le hice a Catalina obviamente no saqué fotos de la ciudad, así que me dispongo de robarle parte de su álbum para ilustrar cómo ella vio Gliwice de una forma bastante más calurosa y soleado de lo que yo vi por primera vez. He aquí en primicia las esperadas imágenes:
Catalina comandando sus tropas hacia una nueva victorina de Catalinismo (¡que riéte tú del Stalinismo!)
Miércoles, 15 de abril de 2009
Como turista que era Catalina en esos días, era de obligado cumplimiento una incursión a Oswiecim, mucho más conocida como Auschwitz.No es de extrañar que más de uno se piense que está en Alemania. Yo, desde aquí, promuevo la toponimia polaca y sólo usar la alemana en aquellas ocasiones que uno tenga ganas de ofender o tomarle le pelo a alguien de Polonia (no veas que caras cuando oyen Hindenburg, Gleiwitz, Kattowiz, Breslau, Beuthen etc ).
Como siempre tuvimos que coger un tren de la amada PKP (la RENFE de Polonia. No digo más) a la ciudad de Katowice y una vez allí, tras comprar un sabrosísimo zumo Tymbark de naranja y melocotón (qué lástima que no lo vendan en España!) y par de bollos paczek (hay que importarlos pero ya!) nos montamos en el tren dirección Oswiecim. Mi billete lo había comprado con carnet de estudiante, pero una vez llegado el revisor me dijo en polaco algo que tranquilamente no entendía letra por letra, pero tras un par de minutos en la más absoluta confusión mirando su cara de desaprobación (qué bonitos son los pareados en la blogosfera) comprendí lo que me pasaba ¡tenía caducado el carnet de estudiante! el revisor quería hacérmelo entender de que tenía que pagar un nuevo billete, mientras yo me quería hacer el sueco. El bigotudo señor se dirigió a Catalina, la cual al ser rubia de piel clara y ojos azules fue tomada por polaca. Tras tres o más minutos de monólogo, paré al señor y le dije que ella no era nativa, lo cual le extrañó bastante (no era el primero, y no sería el ultimo).
Afortunadamente llegamos sanos y salvos a Oswiecim (nunca se sabe lo que puede pasar en un tren polaco, desde confusiones de vagones a suicidios sobre las vías) . No nos dio tiempo de ver el complejo II, pero sí el I, que es el museo. Era la segunda vez que lo visitaba, así que pude enseñarle más rápido lo que me parecía mas interesante y estar de pasadas en lo que no (que ciertamente es muy poco).
Tras esto, nos volvimos a la estación de tren y otra vez compré el billete con el carnet de estudiante. Sí, debo parecer un rácano (no digamos otros sinónimos pues no era el lugar adecuado) pero la se señoras taquilleras del PKP me han timado más de una vez y a mi me gusta mucho la palabra retribución.
Una justa retribución siempre es mejor si viene acompañada de una justamente bella moza.
Y ahora, algunas fotillos para demostrar que a veces hace sol en Oswiecim:
Aunque Catalina hiciera bromas, a mi me encantan estos trenes. A pesar de ser comunistas tienen un aire clásico enternecedor. ¡Por dios, que no me escuche McCarthy decir esto!
Mi intención era hacerme el sueco esta vez, a pesar del fallido intento anterior. Lo que no me esperaba es que el revisor fuera el mismo! una vez me di cuenta de eso, fui directamente al revisor antes de que el tren partiera, echándole las culpas a la señora del PKP en mi pobre polaco. El hombre fue mucho más amable esta vez, todo hay que decirlo.
Jueves, 16 de abril 2009
Este día ya era laborable y por lo tanto tenía clase, así que tenía que ir a Zabrze (ciudad que tiene como único mérito ser la única de toda Silesia con un nombre diferente en castellano, Hindenburgo) para encontrarme en con el señor Orko (que a pesar de este ficticio nombre para ocultar su identidad, es un tipo bien majo). Catalina y yo aprovechamos tan fantástica oportundiad para que ella pudiera ver Zabrze, más bien, lo poco que hay de Zabrze. Lo increíble es que hasta sacó fotos! si es que no la merezco:
Y esto es todo de Silesia para Catalina. Pues nuestra siguiente parada sería la región de Pequeña Polonia: Cracovia no esperaba!
Pero eso ya será en otro post. Espero que pronto. Al menos antes de cumplirse un año desde aquella visita
Como siempre tuvimos que coger un tren de la amada PKP (la RENFE de Polonia. No digo más) a la ciudad de Katowice y una vez allí, tras comprar un sabrosísimo zumo Tymbark de naranja y melocotón (qué lástima que no lo vendan en España!) y par de bollos paczek (hay que importarlos pero ya!) nos montamos en el tren dirección Oswiecim. Mi billete lo había comprado con carnet de estudiante, pero una vez llegado el revisor me dijo en polaco algo que tranquilamente no entendía letra por letra, pero tras un par de minutos en la más absoluta confusión mirando su cara de desaprobación (qué bonitos son los pareados en la blogosfera) comprendí lo que me pasaba ¡tenía caducado el carnet de estudiante! el revisor quería hacérmelo entender de que tenía que pagar un nuevo billete, mientras yo me quería hacer el sueco. El bigotudo señor se dirigió a Catalina, la cual al ser rubia de piel clara y ojos azules fue tomada por polaca. Tras tres o más minutos de monólogo, paré al señor y le dije que ella no era nativa, lo cual le extrañó bastante (no era el primero, y no sería el ultimo).
Afortunadamente llegamos sanos y salvos a Oswiecim (nunca se sabe lo que puede pasar en un tren polaco, desde confusiones de vagones a suicidios sobre las vías) . No nos dio tiempo de ver el complejo II, pero sí el I, que es el museo. Era la segunda vez que lo visitaba, así que pude enseñarle más rápido lo que me parecía mas interesante y estar de pasadas en lo que no (que ciertamente es muy poco).
Tras esto, nos volvimos a la estación de tren y otra vez compré el billete con el carnet de estudiante. Sí, debo parecer un rácano (no digamos otros sinónimos pues no era el lugar adecuado) pero la se señoras taquilleras del PKP me han timado más de una vez y a mi me gusta mucho la palabra retribución.
Una justa retribución siempre es mejor si viene acompañada de una justamente bella moza.
Y ahora, algunas fotillos para demostrar que a veces hace sol en Oswiecim:
Aunque Catalina hiciera bromas, a mi me encantan estos trenes. A pesar de ser comunistas tienen un aire clásico enternecedor. ¡Por dios, que no me escuche McCarthy decir esto!
Mi intención era hacerme el sueco esta vez, a pesar del fallido intento anterior. Lo que no me esperaba es que el revisor fuera el mismo! una vez me di cuenta de eso, fui directamente al revisor antes de que el tren partiera, echándole las culpas a la señora del PKP en mi pobre polaco. El hombre fue mucho más amable esta vez, todo hay que decirlo.
Jueves, 16 de abril 2009
Este día ya era laborable y por lo tanto tenía clase, así que tenía que ir a Zabrze (ciudad que tiene como único mérito ser la única de toda Silesia con un nombre diferente en castellano, Hindenburgo) para encontrarme en con el señor Orko (que a pesar de este ficticio nombre para ocultar su identidad, es un tipo bien majo). Catalina y yo aprovechamos tan fantástica oportundiad para que ella pudiera ver Zabrze, más bien, lo poco que hay de Zabrze. Lo increíble es que hasta sacó fotos! si es que no la merezco:
Plaza principal de Zabrze, como podéis ver, totalmente saturada de gente. Nótese la presencia de un platillo volante, imprescindible para toda ciudad polaca que se precie.
Y esto es todo de Silesia para Catalina. Pues nuestra siguiente parada sería la región de Pequeña Polonia: Cracovia no esperaba!
Pero eso ya será en otro post. Espero que pronto. Al menos antes de cumplirse un año desde aquella visita