viernes, 19 de marzo de 2010

Silesia Patria Querida

Es increíble lo abandonado que tengo el blog. Tras más de un mes de pseudovacaciones creo que mis no lectores tienen el derecho a ignorar otra entrada más, con sus palabras claves como "sexo" y "gratis", para así subir el número de visitas y ponerme más alto en los resultados de google ¡soy un filántropo!


Martes, 14 de abril de 2009 (sí, han leído bien)

Volvamos a la historia:
Catalina y servidor, finalmente en mi ciudad de acogida de Polonia, Gliwice. Tras descansar un par de días de tantos millones de Unidades Astronómicas recorridas arriba y abajo por Europa central tenía que mostrarle Gliwice a Catalina. Tampoco es que sea una ciudad vibrante y con multitud de sitios históricos, que va, es una ciudad parcialmente ennegrecida por el carbón (Zabrze sí que es bastante más cenicienta) pero a la cual le tengo apego pues es algo totalmente diferente a donde siempre he vivido y con un estilo de vida y un flujo de tiempo ajeno para mi. Cuando vives en el extranjero, o al menos para mi, tengo la sensación de que el tiempo fluye de otra forma. Sin las referencias físicas habituales como pueden ser telediarios o periódicos, los recuerdos se entremezclan y son difíciles de ubicar. Y lo digo yo, el señor que tarda un año en relatar tres semanas.

Aunque estos sí que son desfases temporales y bucles varios, todo hay que decirlo. Seguro que también estaba de Erasmus.

En el tour guiado que le hice a Catalina obviamente no saqué fotos de la ciudad, así que me dispongo de robarle parte de su álbum para ilustrar cómo ella vio Gliwice de una forma bastante más calurosa y soleado de lo que yo vi por primera vez. He aquí en primicia las esperadas imágenes:

La Facultad HarryPotteriana de Química


Catalina comandando sus tropas hacia una nueva victorina de Catalinismo (¡que riéte tú del Stalinismo!)

Un toque de color en un mundo gris, cruel y polaco.

El odio de Catalina por las palomas no conoce fronteras ¡las ratas del aire!


Miércoles, 15 de abril de 2009

Como turista que era Catalina en esos días, era de obligado cumplimiento una incursión a Oswiecim, mucho más conocida como Auschwitz.No es de extrañar que más de uno se piense que está en Alemania. Yo, desde aquí, promuevo la toponimia polaca y sólo usar la alemana en aquellas ocasiones que uno tenga ganas de ofender o tomarle le pelo a alguien de Polonia (no veas que caras cuando oyen Hindenburg, Gleiwitz, Kattowiz, Breslau, Beuthen etc ).

Como siempre tuvimos que coger un tren de la amada PKP (la RENFE de Polonia. No digo más) a la ciudad de Katowice y una vez allí, tras comprar un sabrosísimo zumo Tymbark de naranja y melocotón (qué lástima que no lo vendan en España!) y par de bollos paczek (hay que importarlos pero ya!) nos montamos en el tren dirección Oswiecim. Mi billete lo había comprado con carnet de estudiante, pero una vez llegado el revisor me dijo en polaco algo que tranquilamente no entendía letra por letra, pero tras un par de minutos en la más absoluta confusión mirando su cara de desaprobación (qué bonitos son los pareados en la blogosfera) comprendí lo que me pasaba ¡tenía caducado el carnet de estudiante! el revisor quería hacérmelo entender de que tenía que pagar un nuevo billete, mientras yo me quería hacer el sueco. El bigotudo señor se dirigió a Catalina, la cual al ser rubia de piel clara y ojos azules fue tomada por polaca. Tras tres o más minutos de monólogo, paré al señor y le dije que ella no era nativa, lo cual le extrañó bastante (no era el primero, y no sería el ultimo).

Afortunadamente llegamos sanos y salvos a Oswiecim (nunca se sabe lo que puede pasar en un tren polaco, desde confusiones de vagones a suicidios sobre las vías) . No nos dio tiempo de ver el complejo II, pero sí el I, que es el museo. Era la segunda vez que lo visitaba, así que pude enseñarle más rápido lo que me parecía mas interesante y estar de pasadas en lo que no (que ciertamente es muy poco).

Tras esto, nos volvimos a la estación de tren y otra vez compré el billete con el carnet de estudiante. Sí, debo parecer un rácano (no digamos otros sinónimos pues no era el lugar adecuado) pero la se señoras taquilleras del PKP me han timado más de una vez y a mi me gusta mucho la palabra retribución.

Una justa retribución siempre es mejor si viene acompañada de una justamente bella moza.

Y ahora, algunas fotillos para demostrar que a veces hace sol en Oswiecim:


Aunque Catalina hiciera bromas, a mi me encantan estos trenes. A pesar de ser comunistas tienen un aire clásico enternecedor. ¡Por dios, que no me escuche McCarthy decir esto!


Mi intención era hacerme el sueco esta vez, a pesar del fallido intento anterior. Lo que no me esperaba es que el revisor fuera el mismo! una vez me di cuenta de eso, fui directamente al revisor antes de que el tren partiera, echándole las culpas a la señora del PKP en mi pobre polaco. El hombre fue mucho más amable esta vez, todo hay que decirlo.

Jueves, 16 de abril 2009
Este día ya era laborable y por lo tanto tenía clase, así que tenía que ir a Zabrze (ciudad que tiene como único mérito ser la única de toda Silesia con un nombre diferente en castellano, Hindenburgo) para encontrarme en con el señor Orko (que a pesar de este ficticio nombre para ocultar su identidad, es un tipo bien majo). Catalina y yo aprovechamos tan fantástica oportundiad para que ella pudiera ver Zabrze, más bien, lo poco que hay de Zabrze. Lo increíble es que hasta sacó fotos! si es que no la merezco:

Plaza principal de Zabrze, como podéis ver, totalmente saturada de gente. Nótese la presencia de un platillo volante, imprescindible para toda ciudad polaca que se precie.

La disidencia no es deslealtad. Pero el contraste sí.


¡The Road fue rodada en Zabrze, lo juro!

Satisfactorio mercado de esclavos.

Y esto es todo de Silesia para Catalina. Pues nuestra siguiente parada sería la región de Pequeña Polonia: Cracovia no esperaba!

Pero eso ya será en otro post. Espero que pronto. Al menos antes de cumplirse un año desde aquella visita

lunes, 8 de febrero de 2010

Viena: Last Shot


Sábado 11 de Abril de 2009

Tras dos días estando en Austria ya era hora de visitar Viena.

No hombre, no esta Viena ¡sino la ciudad!


La verdad es que creo que Catalina y yo tenemos una obsesión con los museos que roza lo enfermizo, es casi gafapastismo integrista. Lo cruel es que me doy cuenta meses después, cuando ya no hay tiempo para vacunarnos de esto. Como podréis imaginar nuestro primer lugar a visitar fue Museo de Historia Natural. Como todos los museos de Europa central que nos dio por visitar y que escribo con mayúsculas, por grande es muchísimo más grande de lo que parece pro fuera. Más allá de esta aberración hacia la geometría euclidiana, el museo está muy bien. Sinceramente me encanta visitar tantas capitales de forma tan seguida porque es una oportunidad genial para visitar un museo nacional tras otro. Y otro ¡y otro más! Desde me ciudad natal, Pontevedra, creo que necesito un transiberiano y varios días para llegar algún museo nacional. Y esto también me recuerda que si bien los museos construidos de hoy en día son muy modernetes, líneas rompedoras y esas gaitas, me doy cuenta de que su sobriedad castiga al contenido. En otras palabras, que están muy vacíos. Esto me recuerda que necesito visitar el afamado museo de Historia Natural de Chicago, no sólo porque en él haya estado uno de mis blogeros favoritos, El Diario de un Copépodo (no amigos, no me paga por este tipo de publicidad gratuita. Quizás algún día), y que me haya encantado lo que él se relata, sino porque también he recibido información de primera mano de él ¡por parte de ni más ni menos que Catalina!

Catalina confraternizando con otro individuo que lleva chaqué.

He aquí su entrada sobre su aventura: Chicago, that toddlin' town

Pero no nos desviemos del tema, allá van las fotos de la expedición de Catalina y James a través de los oscuros a pasadizos y nausebundas catacumbas del museo.




Éste es un espécimen de Super Mario una vez tomada la Flor de Fuego. Normal que esté en un museo.

Como curiosidad decir que el museo que está enfrente, el de historia del arte (que no visitamos, soy analfabeto en demasiados campos artísticos) es prácticamente una réplica del de historia natural. Así ahorran estudios de viabilidad, y lo que es más importante, ¡sólo le pagan un proyecto al arquitecto!

Encuentra las siete diferencias. Pasatiempo NO patrocinado por el coelgio de arquitectos.

En sus jardines decidimos hacer un pequeño picnic, pues aparte de hambrientos éramos pobres. Fuimos lo suficientemente listos como para comprar ciertos víveres para,tan peligrosa expedición antes de dirigirnos al centro de la ciudad, y me supo a gloria. Y sí, compramos de ese pan llamado de Viena en España. Sobre cómo se llama en alemán, ni idea amigos, pero sé que en polaco se llama bułka (buuuca). Europa central, siempre tan original. ¡Oh, sin haberlo deseado me ha salido pareado!

Lugar de nuestro picnic. Llega a ser España y seríamos fusilados.


Después nos dirigimos hacia el norte, rumbo a diverso puntos de interés. Cómo se las gastan los austríacos, mirad que edificios:


Típico hayuntamiento (de "hay untamiento", corrupción) de España.

La típica iglesia española ¡aquí tocó Catalina con su banda de música hace años!


El típico teatro español.

La típica biblioteca española.

No muy lejos de la catedral de Stephan hay un establecimiento donde sirven helados italianos de proporciones épicas. Es decir, HELADOS ITALIANOS. Altamente recomendable. Sólo hay que seguir por la calle Rotenturm y estará a mano derecha.


Cuando estábamos tan tranquilos sentados en un banco, un matrimonio austríaco se nos acercó, probablemente preguntándonos sobre alguna dirección o así, poco más pude sacar ya que mi alemán tiende como límite hacia cero. Pero les seguí su monólogo durante un par de minutos diciendo sólo "Ja? ja, ja..." (¿Sí? sí, sí..., para los no letrados en lenguas nazis) de forma convicente, tan convincente que cuando les dije que no hablaba alemán se sorprendieron! vamos a ver....quiero decir que me tomaron por austríaco a pesar de que no guardo a nadie en un sótano ni sueño con un Anchluss después de cada comida! mis pesquisas señalan que al ser servidor un hombre bastante moreno de piel, probablemente me tomaron por un turco de segunda generación. Catalina, como rubia de piel clara y ojos azules con sangre aria que es, normal que la tomasen por austríaca también. Por el momento, Catalina había tomada como alemana y como austríaca. No por checa al menos.

¿Qué sería de mí si fuera austríaco? pues esto

La noche caía y teníamos que volver al hotel para recoger nuestras cosas, ir a la estación de tren , coger un transiberiano para volver a Polonia y decir adiós a Viena.

Creo que nadie en España ha tomado alguna vez un tren internacional. Señores, les recuerdo que ir de España a Portugal en tren (aparte de ser una mala idea) realmente no es cambiar de país. Es prácticamente lo mismo ¡que también hay señoras con bigote en Galicia, carallo! y para el lenguaje básico para hacerse entender con el revisor tampoco es un problema. pero pensad el barullo de naciones de Europa central, que en muy pocas horas puedes atravesar 4 países, en los que probablemente habrá 4 revisores distintos con 4 idiomas diferentes de tres familias diferentes! además si viajas de noche es una molestia que te despierten cada vez que cruzas de frontera en raíles para te que sellen el billete. Aunque claro, la única otra versión de que te despierten con 4 idiomas diferentes es haberse pasado una noche orgíastica con cuatro bailarinas de ballet internacional. No hay color.

El lujoso interior de nuestro tren.

Y tras un largo trayecto llegamos a Katowice, ciudad también conocida como SDSTTP (Sitio de Donde Salen Todos los Trenes de Polonia) debido a sus múltiples raíles y a una estación totalmente siniestra y soviética. He de decir a su favor que los primero comercios abren sobre las 4:30-5 am. Muy útil si tienes un arrebato de hambre nocturno y quieres saborear un pączek, léase ponchek, que más de una vez me lo confundí con la palabra tren, que es pociąg y se lee póchonk. Esta similitud me dio más de una vez problemas. Relacionad con esta, una vez Catalina hubo admirado la decadencia de la estación, nos dirigimos a por un pączek y ayudamos a una pobre turista estadounidense que compró uno justo antes que nosotros y se dio cuenta de que no tenía suficientes monedas. ¿y esta gente es la que domina nuestro planeta Tierra?¡por favor, ir algo más preparados!

El citado pączek. Deliciosos. Existen versiones muy similares en República Checa, Alemania y Austria, sólo que su relleno es de algo asqueroso.

Como llegamos de madrugada tuvimos que esperar un poco para el primer tren a Gliwice, donde nos esperaba un reposo merecido tras tanto ajetreo. Al fin. Nuestro viaje arrojaría un espantoso saldo total en kilómetros de:

622 + 441 + 13 + 150 + 58 + 192 + 534 + 14 + 491 + 431 = ¡2946 kilómetros!

Nuestra expedición

Ahora realicemos un ejercicio mental para ver la barbaridad de kilómetros que representa esto:

Es decir, que Catalina y servidor nos quedamos bien cerca en kilometraje respecto a un hipotético (e insano) viaje de vuelta por tierra a Pontevedra.

Ahora, acabados los exámenes prometo que bajaré los impuestos y aumentaré las medidas sociales...oh, espera, me confundo de registro de promesas vacías. Quería decir que espero pasarme más a menudo por este lugar para dar información al mundo sobre hechos que andie quiere conocer. Pues, como he leído en un blog de los que enlazo ahí arriba a la derecha, sería una vanidad pensar que me deboa mis lectores, pues quien entra aquí no está obligado ni necesitado de leer estas aventuras.

domingo, 24 de enero de 2010

Me sobran huevos para hacer surf en esta playa...


No, no estoy muerto ni de parranda.

Estoy de exámenes.

martes, 1 de diciembre de 2009

Un pequeño inciso

Vamos a ver. Quien diga que los cacharros de geolocalización sólo son para subir el ego y para que la CIA nos tenga controlados se equivocan.

¡Es para eso y mucho más!

Acabo de descubrir que tengo una inesperada visita de una ciudad polaca llamada Tarnobrzeg.

El individuo con quien compartí habitación el primer cuatrimestre en Zabrze es de esa ciudad.

No creo en las coincidencias.

Estoy seguro.

Szymon, Obserwuję Ciebie!

domingo, 8 de noviembre de 2009

Cloruro de Sodio City (Salzburgo)


Viernes, 10 de abril de 2009 (sí amigos, aún relatando hechos del lejano pasado, estuve umy ocupado)

Este aciago día me tocaba enfrentarme a uno de mis más profundos miedos: hacerle caso a Catalina. Teníamos en nuestro plan visitar la ciudad de Salzburgo, la cual nunca me llamó la atención. Pero es que Sonrisas y Lágrimas tira mucho. Película que no vi hasta unas semanas después. Catalina como siempre, enseñándome el camino del bien.

Dado que no somos millonarios, en vez de coger el tren más rápido y apto para capitalistas de alto nivel, decidimos ir a Salzburgo en uno más humilde que nos llevó casi toda la mañana. Así pues llegamos a esta famosa ciudad desde Viena alrededor del mediodía. Teníamos algo de tiempo antes de montarnos en el autobús que nos llevaría en un tour de Sonrisas y Lágrimas. Además estábamos hambrientos, por lo que teníamos que ir a saquear algún supermercado cuanto antes. Sin embargo teníamos antes que nada preguntar donde estaba la estación de autobuses. Y no es fetichismo (bueno, casi) hacia los autobuses y sus paradas. La mujer del puesto de información turísitca fue preguntada por servidor sobre dónde estaba la estación de autobuses de la ciudad, a lo que ella contestó literalmente (y en inglés, claro): "En Salzburgo hay miles de estaciones de bus" . Supongo que bus station y bus stop pertenecen a niveles de inglés demasiado avanzados, y que como la mujer no pudo optar a ellos estaba implícitamente cabreada y por eso contestó de muy mal modo.

"Tenemos millones de estaciones de bus"-Lema de la ciudad

Vistas desde la estación.

Afortunadamente tuvo la cortesía de dejarnos llevar un mapa (en vez de ofrecérnoslo de primeras, en fin) y marchamos hacia un centro comercial cercano para comprar provisiones para un picnic improvisado. Era casi mediodía y entramos en un SPAR, esa enfermedad que se extiende por toda Austria. Compramos como una bandeja de embutidos que a pesar de parecer salchichón, ofrecían un trillón de variedades. Tras esto dimos un paseo sigiloso por Salzburgo hasta adentrarnos en un parque en el cual decidimos comer y soltar algunos globos. Creo que era una tradición. Inaugurada por nosotros, eso sí.

Tras descansar un poco al sol (ir en tren cansa mucho, es totalmente verídico) y casi pasarnos de la hora pues estábamos admirando cómo un sin techo había convertido un par de puestos de guarnición de una muralla en su hogar, nos encaminamos rápidamente al bus del tour de Sonrisas y Lágrimas. El citado medio de transporte contaba con un guía absolutamente británico y la mayor parte de los turistas eran estadounidenses, por lo que deduje que el autobús podía soportar más tonelaje de lo habitual.

¿Qué decir del tour? nos llevaron por los parajes y sitios característicos de la película, una película que por aquel entonces todavía no había sito. Sin embargo todos los allí presentes, especialmente Catalina, la habían visto, por lo que todos eran capaces de responder a las preguntas sobre el filme, y a todos les hacían gracia las múltiples bromas y referencias a aspectos de Sonrisas y Lágrimas. Nota mental: debería haber visto antes de ir. He aquí algunas fotos para poder decir, Catalina y James estuvieron allí:





También nos hicieron un precioso recorrido a través de las montañas y esos lagos que me recordaron bastante a las rías gallegas en el sentido de tener una costa enfrente a la costa de donde estás, amén de ver la casa-mansión-factoría-lo que sea del fundador-dueño de Red Bull. No me acuerdo demasiado de qué era.

Una vez nos dejó el autobús de vuelta en Salzburgo corrimos para coger el tren de vuelta a Viena. Pero amigos, esto no sería tan fácil. No señor. La vida, es dura, cruel e intempestiva como una cama de campamento de verano. Ya caída la noche, el tren se movía hacia nuestro destino. Sin embargo, por avatares del destino que desconocemos y preferimos desconocer, se paró en mitad de la nada, ni siquiera había estación. Sólo un inmundo olor a mierda de caballo. El revisor no preguntó si íbamos a Viena y le dijimos que sí (creo, tampoco es que hablásemos ningún idioma común) En el tren sólo éramos cinco pasajeros, a pesar de que recordaba que mucha más gente se subió. Probablemente fueron devorados por algún monstruo del espacio exterior, pero ése no sería nuestro funesto destino, no señor. Sino salir del tren y oler ese rancio aroma rural austriaco. Nos indicó el revisor un autobús que estaba cerca del apeadero y allí nos dirigimos. También se subió el revisor y allí dejamos al tren, sin vida ni presencia humana. Supongo que era para retener al monstruo del espacio exterior y luego desintegrar el tren.

Bueno, no este tipo de monstruos del espacio exterior.

El autobús que llevaba a cinco personas, a un conductor y a un revisor de tren nos llevó por lo más indómito y oscuro del rural austríaco. La luna estaba casi llena y de un color rojizo enfermizo. No había farolas y elterren o estaba compuesto por colinas dispersas que acogían a serpenteantes caminos que ni que fueran de manufactura galaica.

Tras un buen rato atravesando una majestuosa oscuridad, de repente llegamos a un pueblecito donde no se respira ni un alma viviente. Sólo estaba abierto un comercio para darle un toque aun si cabe más siniestro: un McDonalds.

Duro con él, Polizei!

El autobús se paró la lado de la única otra cosa iluminada en el pueblo: una estación de tren. Pero justo instantes después de pararse, todas las luces de aquel sitio se apagaron misteriosa y siniestramente. El conductor volvió a arrancar y salimos de allí a lo que creo que era más velocidad que antes ¿nos perseguían zombies, infectados o vampiros de Twilight? nunca lo sabremos

Lo que si supe al cabo de unos minutos era el nombre del pueblo en el que estabámos entrando Catalina y yo: Amstetten....AMSTETTEN!? ¿de qué me suena?
ah sí, incesto múltiple con secuestro en propiedad privada. Cosas de austríacos.

Allí en Amstetten el autobús se paró definitivamente y todos no sbajamos inlcuido el revisor (esto es obvio, pues ya me diréis que hace un revisor de tren en un autobús: nada) y tras unos 10 minutos montamos en uno de esos trenes de dos pisos en dirección a Viena. Pero caray, he estado en Amstetten. Y por accidente. Ya sólo por eso ya merece la pena un viaje de miles y miles de kilómetros.


Y sí, Catalina y servidor llagamos sanos y salvos a Viena. Ciudad que visitaríamos más al día siguiente. pero eso, amigos, ya es otra historia.

martes, 13 de octubre de 2009

Hostria


Jueves, 9 de abril de 2009

Nos despertamos medianamente temprano en un día brumoso pero cuyos rayos de luz eran igualmente letales, para ir cuanto antes a la estación de metro más próxima y salir en la más cercana a la estación de buses. Cualquiera diría que era otoño con el día tan extraño que amaneció.

Por suerte a pesar de ser gente joven, llegamos con mucha antelación a nuestro bus, tan sólo había una persona esperando. En el transcurso de una hora se fue aglomerando suficiente gente como para que un viaje en bus de Praga a Viena sea rentable, a diferencia de la dominación alemana de los Sudetes, cuando la rentabilidad en cuestiones de transporte público como trenes eran de la menor importancia si había que deportar a gente.

Mientras algunas personas estaban cargando las últimas maletas apareció algo que estaba comenzando a echar de menos por Europa central y muy dado en nuestro país: ¡un timo! la protagonista en cuestión era una chica joven de menos de treinta años, que se subió al bus todavía parado e iba hablando con la gente para convencerles de que "tenía una prima en Viena y tenía que mandarle una chaqueta que se le había olvidado mientras la visitaba hace unos días" y que si podíamos ayudarla llevando la chaqueta y dándosela a su propietaria. No hace falta un proceso mental complejo para huir de semejante proposición. El hombre de Neanderthal a pesar de no comprender las maravillosas fórmulas matemáticas que implican medidas como los newton por metro cuadrado ortogonal a la fuerza, entendía en su estrechez de miras que un mordisco de un tigre le podía desmembrar de una manera muy eficaz. El peligro está ahí, no siempre es necesario explicarlo.

Tras declinar tan atractiva oferta la mujer intentó convencer a más gente sin éxito. Pocos minutos después el autobús partió hacia Viena con su más preciada carga: Catalina y servidor. De compañeros estimables de viaje se encontraba una buen variedad, una pareja oriental por allá, un porrista por aquí, una familia latinoamericana con desagradables hijos demasiado cerca (conste que lo desagradable eran los hijos, no que fueran chilenos)...etc, Sinceramente no me acuerdo demasiado del trayecto, pues hice algo terriblemente sano y útil, me puse una bandana a modo de justicia ciega e imparcial, para a continuación estirarme a dormir. Estoy deseando impaciente a que algún día inventen algún lujoso y jugoso autobús-cama. Y no, no me recuerden el funesto pograma de televisión llamado El Bus, de eso hace suficientes años.

+

=
De como a veces la suma de los componentes es incluso peor que el conjunto de los componentes por separado. La llamo Insinergia.

Yo soy más de este tipo de dominación psicológica y social. Más original, al fin del al cabo.

Foto a traición. Reservados los derechos por Catalina C. P.

El que me durmiese me hizo perder grandes monumentos por el camino, este es un guiño a mis lectores estadounidenses:


Me desperté estando a unos pocos kilómetros de Viena, por la que íbamos entrando desde el noroeste. Esto me permitió sacarle una foto de penoso estilo al distrito financiero de la ciudad.


Bajamos en lo que parecía una estación de bus desierta tras una hecatombe de índole nuclear o de zombies (también llamados infectados). Nos dirigimos a la parada de metro más cercana para dirigirnos a nuestro hotel, las pesadas maletas también se merecían un descanso. El hotel era tan especial que ¡hasta tenía algunas banderas de países que ya no existen!

No, no es la República Socialista Popular de Holanda.

Tras una reparadora ducha en el hotel de las casi-afueras y dormir un poco, nos tomamos un kebap enfrente en un puestecillo y nos encaminamos a la parada de tranvía más próxima para coger uno (otro guiño a mis entrañables lectores de Sudamérica) que nos pusiese justo en en el Schönbrunn, esto es, el famosísisisimo palacio de Sisí Emperatriz (este es un guiño a todas las madres del mundo ¿hay alguna que no sepa quién es Sissí?)

El tranvía en cuestión fue exageradamente caro, tanto que decidimos en el momento de semejante desfalco que la vuelta al hotel la realizaríamos a pie. Antes muerto por extenuación que pobre.

Al menos el citado medo de transporte público, ese implacable enemigo de una España rica y próspera como la de hasta hace bien poco, nos dejó justo enfrente del palacio.

Llegamos algo tarde para hacer la visita más larga de la lista de opciones que te dan. Las visitas son audioguiadas, es decir, te dan una especie de mp3 y tu les vas dando a las pistas según la habitación que te encuentres. Todo un atentado para aquellos que estudian historia e idiomas con la pretensión de ser guías. La verdad, esto también debería ser la muerte de muchas plazas de profesores de universidad (y de algunos profesores de ellas). Substituir soporíferas y malogradas explicaciones por un mp3 con una pista por tema. Mucho más interactivo y eficiente. Además de fortalecer el negocio de las prosperas industrias esclavistas chinas. ¡Nunca es tarde para apoyar a la República Popular!


Dado que estaba prohibido hacer fotos en el interior del Schönbrunn, simplemente buscar un poco en google y wikipedia algo más de información e imágenes. Mi opinión personal es que me esperaba algo sumamente más grande. No es que sea de baja calidad, ni muchísimo menos. Hay muchas habitaciones con sus peculiaridades, como una sala de bailes llena de espejos que es para recordar o la habitación con motivos orientales. El señor Emperador que era marido de Sissí dormitaba en una habitación muy austera a pesar de ser un hombre muy importante. Esto nos viene a decir que se resistió a la corrupción de la trama Gürtel.

Por cierto, Sissí no era más que una jovencita pija que se casó con un chico sobre el que recaía un poder imperial de proporciones gigantescas. Entonces ella cayó en la anroexia y la bulimia , perdió todos los dientes y murió a manos de un anarquista italiano cuando ya era vieja. Punto final. ¿se puede pedir más? es una vida imperial típica, con su falta de gasto en odontología. Hoy en día los anarquistas ya no hacen de "mano invisible" de la selección real (en contraposición de la natural). Hoy son punkis que invaden edificios, tocan la flauta y tienen un perro. Un gran lucha por la sociedad, sí señor. Salvo los de la CNT.

El anarquismo combativo. Hay que ver lo que era y lo que es.

Tras el viaje audioguiado nos adentramos en el parque de la parte posterior del palacio, que estaba lleno de gente pues al aprecer es un parque público. Nunca me habría imaginado gente haciendo footing delante del palacio de Sissí emperatriz. Incluso subimos esta famosa colina sobre la cual se asienta la Gloriette (un esfuerzo mucho mayor de lo que parecía):

Catalina y servidor en lo más alto después de un humano sobreesfuerzo.

En nuestra vuelta nos adentramos en un barrio turco sin quererlo y nos metimos en un cibercafé para hacer diversas gestiones. No lo recomiendo, debimos parecer dos agentes infiltrados de la CIA intentando desvelar terroristas musulmanes, porque no nos quitaban ojo de encima (cierto que es razonable sobre Catalina ¡pero yo era bastante más moreno que muchos de ellos!)
Deberían haber soltado en Afganistán a él solo. Habría ganado la guerra en menos de 24 horas amén de pacificar a Irán.


Chiste fácil del día. No pude evitar sacar una foto a esto. Lo siento. Además fijaos en la matrícula ¡pone KK jajaja! jaja...ja..ehem. Perdón.

Y al fin volvimos al hotel. Para descansar. No espera, que al día siguiente nos esperaba más marcha...nos esperaba...¡Salzburgo!

Próximamente en sus pantallas. Sonrisas y lágrimas.