Jueves, 9 de abril de 2009
Nos despertamos medianamente temprano en un día brumoso pero cuyos rayos de luz eran igualmente letales, para ir cuanto antes a la estación de metro más próxima y salir en la más cercana a la estación de buses. Cualquiera diría que era otoño con el día tan extraño que amaneció.
Por suerte a pesar de ser gente joven, llegamos con mucha antelación a nuestro bus, tan sólo había una persona esperando. En el transcurso de una hora se fue aglomerando suficiente gente como para que un viaje en bus de Praga a Viena sea rentable, a diferencia de la dominación alemana de los Sudetes, cuando la rentabilidad en cuestiones de transporte público como trenes eran de la menor importancia si había que deportar a gente.
Mientras algunas personas estaban cargando las últimas maletas apareció algo que estaba comenzando a echar de menos por Europa central y muy dado en nuestro país: ¡un timo! la protagonista en cuestión era una chica joven de menos de treinta años, que se subió al bus todavía parado e iba hablando con la gente para convencerles de que "tenía una prima en Viena y tenía que mandarle una chaqueta que se le había olvidado mientras la visitaba hace unos días" y que si podíamos ayudarla llevando la chaqueta y dándosela a su propietaria. No hace falta un proceso mental complejo para huir de semejante proposición. El hombre de Neanderthal a pesar de no comprender las maravillosas fórmulas matemáticas que implican medidas como los newton por metro cuadrado ortogonal a la fuerza, entendía en su estrechez de miras que un mordisco de un tigre le podía desmembrar de una manera muy eficaz. El peligro está ahí, no siempre es necesario explicarlo.
Tras declinar tan atractiva oferta la mujer intentó convencer a más gente sin éxito. Pocos minutos después el autobús partió hacia Viena con su más preciada carga: Catalina y servidor. De compañeros estimables de viaje se encontraba una buen variedad, una pareja oriental por allá, un porrista por aquí, una familia latinoamericana con desagradables hijos demasiado cerca (conste que lo desagradable eran los hijos, no que fueran chilenos)...etc, Sinceramente no me acuerdo demasiado del trayecto, pues hice algo terriblemente sano y útil, me puse una bandana a modo de justicia ciega e imparcial, para a continuación estirarme a dormir. Estoy deseando impaciente a que algún día inventen algún lujoso y jugoso autobús-cama. Y no, no me recuerden el funesto pograma de televisión llamado El Bus, de eso hace suficientes años.
De como a veces la suma de los componentes es incluso peor que el conjunto de los componentes por separado. La llamo Insinergia.
Me desperté estando a unos pocos kilómetros de Viena, por la que íbamos entrando desde el noroeste. Esto me permitió sacarle una foto de penoso estilo al distrito financiero de la ciudad.
Bajamos en lo que parecía una estación de bus desierta tras una hecatombe de índole nuclear o de zombies (también llamados infectados). Nos dirigimos a la parada de metro más cercana para dirigirnos a nuestro hotel, las pesadas maletas también se merecían un descanso. El hotel era tan especial que ¡hasta tenía algunas banderas de países que ya no existen!
Tras una reparadora ducha en el hotel de las casi-afueras y dormir un poco, nos tomamos un kebap enfrente en un puestecillo y nos encaminamos a la parada de tranvía más próxima para coger uno (otro guiño a mis entrañables lectores de Sudamérica) que nos pusiese justo en en el Schönbrunn, esto es, el famosísisisimo palacio de Sisí Emperatriz (este es un guiño a todas las madres del mundo ¿hay alguna que no sepa quién es Sissí?)
El tranvía en cuestión fue exageradamente caro, tanto que decidimos en el momento de semejante desfalco que la vuelta al hotel la realizaríamos a pie. Antes muerto por extenuación que pobre.
Al menos el citado medo de transporte público, ese implacable enemigo de una España rica y próspera como la de hasta hace bien poco, nos dejó justo enfrente del palacio.
Llegamos algo tarde para hacer la visita más larga de la lista de opciones que te dan. Las visitas son audioguiadas, es decir, te dan una especie de mp3 y tu les vas dando a las pistas según la habitación que te encuentres. Todo un atentado para aquellos que estudian historia e idiomas con la pretensión de ser guías. La verdad, esto también debería ser la muerte de muchas plazas de profesores de universidad (y de algunos profesores de ellas). Substituir soporíferas y malogradas explicaciones por un mp3 con una pista por tema. Mucho más interactivo y eficiente. Además de fortalecer el negocio de las prosperas industrias esclavistas chinas. ¡Nunca es tarde para apoyar a la República Popular!
Dado que estaba prohibido hacer fotos en el interior del Schönbrunn, simplemente buscar un poco en google y wikipedia algo más de información e imágenes. Mi opinión personal es que me esperaba algo sumamente más grande. No es que sea de baja calidad, ni muchísimo menos. Hay muchas habitaciones con sus peculiaridades, como una sala de bailes llena de espejos que es para recordar o la habitación con motivos orientales. El señor Emperador que era marido de Sissí dormitaba en una habitación muy austera a pesar de ser un hombre muy importante. Esto nos viene a decir que se resistió a la corrupción de la trama Gürtel.
Por cierto, Sissí no era más que una jovencita pija que se casó con un chico sobre el que recaía un poder imperial de proporciones gigantescas. Entonces ella cayó en la anroexia y la bulimia , perdió todos los dientes y murió a manos de un anarquista italiano cuando ya era vieja. Punto final. ¿se puede pedir más? es una vida imperial típica, con su falta de gasto en odontología. Hoy en día los anarquistas ya no hacen de "mano invisible" de la selección real (en contraposición de la natural). Hoy son punkis que invaden edificios, tocan la flauta y tienen un perro. Un gran lucha por la sociedad, sí señor. Salvo los de la CNT.
Tras el viaje audioguiado nos adentramos en el parque de la parte posterior del palacio, que estaba lleno de gente pues al aprecer es un parque público. Nunca me habría imaginado gente haciendo footing delante del palacio de Sissí emperatriz. Incluso subimos esta famosa colina sobre la cual se asienta la Gloriette (un esfuerzo mucho mayor de lo que parecía):
En nuestra vuelta nos adentramos en un barrio turco sin quererlo y nos metimos en un cibercafé para hacer diversas gestiones. No lo recomiendo, debimos parecer dos agentes infiltrados de la CIA intentando desvelar terroristas musulmanes, porque no nos quitaban ojo de encima (cierto que es razonable sobre Catalina ¡pero yo era bastante más moreno que muchos de ellos!)
Y al fin volvimos al hotel. Para descansar. No espera, que al día siguiente nos esperaba más marcha...nos esperaba...¡Salzburgo!
Próximamente en sus pantallas. Sonrisas y lágrimas.
Por suerte a pesar de ser gente joven, llegamos con mucha antelación a nuestro bus, tan sólo había una persona esperando. En el transcurso de una hora se fue aglomerando suficiente gente como para que un viaje en bus de Praga a Viena sea rentable, a diferencia de la dominación alemana de los Sudetes, cuando la rentabilidad en cuestiones de transporte público como trenes eran de la menor importancia si había que deportar a gente.
Mientras algunas personas estaban cargando las últimas maletas apareció algo que estaba comenzando a echar de menos por Europa central y muy dado en nuestro país: ¡un timo! la protagonista en cuestión era una chica joven de menos de treinta años, que se subió al bus todavía parado e iba hablando con la gente para convencerles de que "tenía una prima en Viena y tenía que mandarle una chaqueta que se le había olvidado mientras la visitaba hace unos días" y que si podíamos ayudarla llevando la chaqueta y dándosela a su propietaria. No hace falta un proceso mental complejo para huir de semejante proposición. El hombre de Neanderthal a pesar de no comprender las maravillosas fórmulas matemáticas que implican medidas como los newton por metro cuadrado ortogonal a la fuerza, entendía en su estrechez de miras que un mordisco de un tigre le podía desmembrar de una manera muy eficaz. El peligro está ahí, no siempre es necesario explicarlo.
Tras declinar tan atractiva oferta la mujer intentó convencer a más gente sin éxito. Pocos minutos después el autobús partió hacia Viena con su más preciada carga: Catalina y servidor. De compañeros estimables de viaje se encontraba una buen variedad, una pareja oriental por allá, un porrista por aquí, una familia latinoamericana con desagradables hijos demasiado cerca (conste que lo desagradable eran los hijos, no que fueran chilenos)...etc, Sinceramente no me acuerdo demasiado del trayecto, pues hice algo terriblemente sano y útil, me puse una bandana a modo de justicia ciega e imparcial, para a continuación estirarme a dormir. Estoy deseando impaciente a que algún día inventen algún lujoso y jugoso autobús-cama. Y no, no me recuerden el funesto pograma de televisión llamado El Bus, de eso hace suficientes años.
De como a veces la suma de los componentes es incluso peor que el conjunto de los componentes por separado. La llamo Insinergia.
Foto a traición. Reservados los derechos por Catalina C. P.
El que me durmiese me hizo perder grandes monumentos por el camino, este es un guiño a mis lectores estadounidenses:
Me desperté estando a unos pocos kilómetros de Viena, por la que íbamos entrando desde el noroeste. Esto me permitió sacarle una foto de penoso estilo al distrito financiero de la ciudad.
Bajamos en lo que parecía una estación de bus desierta tras una hecatombe de índole nuclear o de zombies (también llamados infectados). Nos dirigimos a la parada de metro más cercana para dirigirnos a nuestro hotel, las pesadas maletas también se merecían un descanso. El hotel era tan especial que ¡hasta tenía algunas banderas de países que ya no existen!
Tras una reparadora ducha en el hotel de las casi-afueras y dormir un poco, nos tomamos un kebap enfrente en un puestecillo y nos encaminamos a la parada de tranvía más próxima para coger uno (otro guiño a mis entrañables lectores de Sudamérica) que nos pusiese justo en en el Schönbrunn, esto es, el famosísisisimo palacio de Sisí Emperatriz (este es un guiño a todas las madres del mundo ¿hay alguna que no sepa quién es Sissí?)
El tranvía en cuestión fue exageradamente caro, tanto que decidimos en el momento de semejante desfalco que la vuelta al hotel la realizaríamos a pie. Antes muerto por extenuación que pobre.
Al menos el citado medo de transporte público, ese implacable enemigo de una España rica y próspera como la de hasta hace bien poco, nos dejó justo enfrente del palacio.
Llegamos algo tarde para hacer la visita más larga de la lista de opciones que te dan. Las visitas son audioguiadas, es decir, te dan una especie de mp3 y tu les vas dando a las pistas según la habitación que te encuentres. Todo un atentado para aquellos que estudian historia e idiomas con la pretensión de ser guías. La verdad, esto también debería ser la muerte de muchas plazas de profesores de universidad (y de algunos profesores de ellas). Substituir soporíferas y malogradas explicaciones por un mp3 con una pista por tema. Mucho más interactivo y eficiente. Además de fortalecer el negocio de las prosperas industrias esclavistas chinas. ¡Nunca es tarde para apoyar a la República Popular!
Dado que estaba prohibido hacer fotos en el interior del Schönbrunn, simplemente buscar un poco en google y wikipedia algo más de información e imágenes. Mi opinión personal es que me esperaba algo sumamente más grande. No es que sea de baja calidad, ni muchísimo menos. Hay muchas habitaciones con sus peculiaridades, como una sala de bailes llena de espejos que es para recordar o la habitación con motivos orientales. El señor Emperador que era marido de Sissí dormitaba en una habitación muy austera a pesar de ser un hombre muy importante. Esto nos viene a decir que se resistió a la corrupción de la trama Gürtel.
Por cierto, Sissí no era más que una jovencita pija que se casó con un chico sobre el que recaía un poder imperial de proporciones gigantescas. Entonces ella cayó en la anroexia y la bulimia , perdió todos los dientes y murió a manos de un anarquista italiano cuando ya era vieja. Punto final. ¿se puede pedir más? es una vida imperial típica, con su falta de gasto en odontología. Hoy en día los anarquistas ya no hacen de "mano invisible" de la selección real (en contraposición de la natural). Hoy son punkis que invaden edificios, tocan la flauta y tienen un perro. Un gran lucha por la sociedad, sí señor. Salvo los de la CNT.
Tras el viaje audioguiado nos adentramos en el parque de la parte posterior del palacio, que estaba lleno de gente pues al aprecer es un parque público. Nunca me habría imaginado gente haciendo footing delante del palacio de Sissí emperatriz. Incluso subimos esta famosa colina sobre la cual se asienta la Gloriette (un esfuerzo mucho mayor de lo que parecía):
En nuestra vuelta nos adentramos en un barrio turco sin quererlo y nos metimos en un cibercafé para hacer diversas gestiones. No lo recomiendo, debimos parecer dos agentes infiltrados de la CIA intentando desvelar terroristas musulmanes, porque no nos quitaban ojo de encima (cierto que es razonable sobre Catalina ¡pero yo era bastante más moreno que muchos de ellos!)
Deberían haber soltado en Afganistán a él solo. Habría ganado la guerra en menos de 24 horas amén de pacificar a Irán.
Chiste fácil del día. No pude evitar sacar una foto a esto. Lo siento. Además fijaos en la matrícula ¡pone KK jajaja! jaja...ja..ehem. Perdón.
Y al fin volvimos al hotel. Para descansar. No espera, que al día siguiente nos esperaba más marcha...nos esperaba...¡Salzburgo!
Próximamente en sus pantallas. Sonrisas y lágrimas.